La CAOI, que integra organizaciones de Bolivia, Ecuador, Perú, Colombia, Chile y Argentina, denunció en noviembre a la IIRSA ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
MIGUEL PALACÍN: Tenemos un problema de fondo. ¿Para qué sirve la IIRSA? ¿Queremos hacer la modernización como Europa, como Estados Unidos y después llorar por lo que hemos destruido? Los procesos de integración no son sólo cuestión de carreteras, es un tema político, organizativo, de solidaridad y del desarrollo de los pueblos, que está basado en el buen vivir, en el sumak kawsay. La IIRSA es totalmente contraria a la concepción indígena. No hay necesidad de tener esas líneas imaginarias que nos pongan de enemigos de un lado a otro. Hay que hacer desaparecer las fronteras. Los pueblos transfronterizos viven todos los días de esa forma. Hay que educar para el amor, para la integración real y no para odiarnos. Vivimos en zonas de alta biodiversidad y juntando a toda América del Sur no necesitamos depender de nadie. La diversidad de pueblos y de culturas que somos es una gran fortaleza que hay que promover. Ése es nuestro sueño, que los procesos de integración sean mucho más políticos, mucho más sociales. Tenemos una crisis general: financiera, ambiental, energética, alimentaria, de valores. Está en crisis el pensamiento que llegó hace 518 años, ya no da para más y es el mismo que quiere poner las soluciones ahora.
D.: ¿Qué medidas plantean desde vuestra organización?
M. P.: Fui a una reunión de la IIRSA en Colombia donde Bolivia acogió nuestra propuesta de reestructuración de la IIRSA: por un lado, que tiene que pasar por los procesos de consulta y que los Estados tendrían que tener control; y por otro, que la instancia más cercana de gestión sea la UNASUR. Pero en otros países, incluso de presidentes del “socialismo del siglo XXI”, se basan en la práctica del neoliberalismo. Esa es nuestra crítica muy directa hacia ellos.
D.: Con una gestión de UNASUR, ¿qué cambios importantes se darían en la IIRSA?
M. P.: Primero, tendríamos espacios de incidencia hacia los gobiernos porque ahora hay que hacerlo hacia el directorio de la IIRSA y como todo está hecho allí para el negocio, no entienden las cuestiones legales. Necesitamos hablar de cuidar la pachamama, pero precisamente la IIRSA está para destruirla. Por eso los gobiernos alternativos, que son amigos nuestros, tienen que fijar una postura. En el momento actual se lavan un poco las manos, diciendo que “no es nuestra responsabilidad”, que, “en realidad, hay otros gobiernos que han contraído acuerdos” y que “para eso está el directorio”, pero no es así…
D.: ¿Cuál es la visión de la IIRSA desde Europa?
M.P.: Cuando se habla en el movimiento social de que hay un proyecto de inversión en la IIRSA, en el que tiene interés un banco alemán –que son quienes financian vía bancos brasileños– la gente no sabe qué es la IIRSA. Y encima hacen loas a Chávez, Evo y a Lula, cuando son ellos los que están propiciando este tipo de proyectos, que son neoliberales. Si miran el plan de Gobierno de Evo, es todo IIRSA.
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Fuente: Periódico Diagonal – Madrid